jueves, 28 de febrero de 2013

Relato 3: Lágrimas


Sentado frente a la ventana, se repetía continuamente esta frase, mientras en el exterior, la tormenta se desataba ferozmente sobre la ciudad. El viento desviaba la lluvia contra el  cristal, que mostraba su reflejo, con gotas de agua dispersas por todo su rostro. Viéndose a si mismo llorando lágrimas formadas por la lluvia, pensó que su corazón le pedía a gritos que se desahogara, que sacara de su interior toda esa rabia contenida, todos esos pensamientos que le mantenían en ese estado.

Pero quería ser fuerte, quería por una vez poder sobreponerse a su sensibilidad.

“La vida da muchas vueltas”, intentó consolarse a sí mismo.

Sin embargo, el resultado fue que una solitaria lágrima se sobrepuso a sus esfuerzos por contener el llanto, y como si esta hubiese conseguido hallar el camino correcto para salir de un laberinto, muchas otras le acompañaron, hasta bañarle las mejillas por completo.

Una vez empezado ya le fue imposible parar, siguió llorando, cada vez oponiendo menos resistencia, dejando que la melancolía, el dolor y los pinchazos en el corazón le dominaran.

-¿Cariño, te pasa algo?

Él inspiró profundamente y, poniendo la mejor cara que pudo, miró a la persona que había entrado en la habitación y se encontraba observándolo preocupada desde el umbral, con la mano todavía en el picaporte de la puerta.

-No, mamá. No pasa nada.

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