martes, 11 de febrero de 2014

Poesía: Las ruinas.

La pasión ciega de tu corazón segrega
pétalos de vida en mi alma corrompida
provocando un arrebato de infeliz alegría
que desata con fiereza en mi interior una llamarada
calmada por el suave y continuo goteo de tu cascada.

Angustia contenida en un brote de satisfacción fingida
el temor oculto en una expresión de placer de luto...
que, con mimo, bajo las sábanas de mi vida sepulto
enterrando la debilidad de esta mente retorcida
sabedora de la lejanía en la que aguarda el indulto.

Un alma castigada, de nuevos huéspedes aislada,
de placeres e ilusiones vetada,
envuelta cruelmente en un embrujo,
entre las paredes de una gran urna de cristal.
Una sutil trampa mortal, que mezcla lo absurdo y lo espiritual
hasta que de la nada como una luz salida, apareciste en el umbral.

Iluminaste por un tiempo mi oscuridad apasionada
derribando mi muralla, otrora cuidadosamente conservada.
Y ahora, de mis delicadas cenizas resurjo
para hallarme, ya fuera de tu influjo,
tratando de olvidar cada lágrima lamentada...

Paseando, cabizbajo, entre las ruinas de esta inmensa muralla acristalada.