Levanto la vista y observo alzarse la luna
Un círculo brillante y perfecto en su blancura
Bajo mis pies descalzos el áspero roce de la arena dorada
Araña mi piel, que días atrás por mucho menos sangraba
Y ahora tan solo acrecienta mi locura.
El aire entra en mis pulmones con una fuerte bocanada
Causada por el duro ascenso a la cumbre de esta duna
Y al mirar el horizonte una sensación me abruma
La de sentirme tan lejos del alcance de tu ternura
De la sonrisa traviesa en tu cara dibujada.
Abro los ojos y alzo la cabeza de la almohada
Pero no veo más allá de lo que la oscuridad me censura.
Con la esperanza en el rostro reflejada
Sigo avanzando por este desierto con premura
Buscando a tientas el oasis de tu mirada.